En está ocasión quiero compartir un texto escrito por la pedagoga Heike Baum, quien ha realizado ya varias publicaciones en las que aborda temas relacionados con métodos y recomendaciones para una adecuada crianza de los niños y el manejo de sus emociones, tales como ¡Con ese no quiero jugar! Cómo tratar el rechazo y la discriminación (2003), ¡Estoy furioso! Cómo tratar la cólera y la agresividad (2003).
¿Está la abuelita en el Cielo?
(2003), se ocupa de las reacciones de niños entre los 3 y 7 años de edad que
han perdido a un ser querido por muerte. De una manera clara y sencilla propone
una serie de juegos y dinámicas que pueden llevar a los niños a expresar más
fácilmente sus emociones y a elaborar la pérdida.
El libro, sin entrar en tecnicismos
exagerados ofrece también al lector un panorama general no solo sobre “la gran
despedida”, sino que también habla de las “pequeñas despedidas cotidianas”.
En el mercado existe ya bastante
bibliografía sobre este tema, muchas se enfocan en las reacciones de los niños
frente a la muerte de acuerdo a su edad, ya que está varía según el ciclo del
desarrollo en el que se encuentren; de este modo la percepción de la muerte
para un niño de tres años no será la misma que para un niño de 5, uno de 9 u
otro que ya sea preadolescente.
Lo interesante de este libro son
las diferentes actividades que pueden
realizar uno o varios niños con la compañía y supervisión de un adulto, tanto
si se es el cuidador principal o se trata del docente que acompaña a uno o
varios niños en duelo. No obstante, me
parece que descuida un poco las reacciones emocionales del adulto, quien muy
seguramente también estará en duelo y cuyo trabajo con el niño es posible que también
movilice sus emociones.
Hablar de la muerte no es un tema
fácil, y con mayor razón cuando este se discute con niños a quienes se les
quiere proteger y evitar el mayor sufrimiento posible. El que haya libros
pensados para ellos es de un gran valor y más cuando aporta herramientas para
romper el silencio y construir nuevas formas de relacionarse con el dolor hasta
llegar al punto de una transformación.
Como psicólogo que trabajado con
población en duelo de distintas edades, recomiendo la lectura de este libro, el
cual no es muy extenso, y como dije anteriormente, de fácil lectura con actividades
muy interesantes, sobre todo si se ponen en práctica, entre ellas:
·
Visita al
tanatorio o casa de funerales.
Esta actividad
como su nombre lo indica consiste en una visita a una casa de funerales en la
que un director de servicios puede dar un recorrido a los niños y explicarles
el uso de los distintos objetos y símbolos que hacen parte de un ritual
funerario. Incluso no sería extraño que los niños quieran acostarse dentro de
un ataúd para saber cómo se siente.
·
Rondó (en
Latinoamérica esta actividad se conoce como carrusel).
Los niños
sentados frente a frente conversan entre ellos sobre un tema o pregunta
propuesta por el adulto y luego cambian de compañero.
·
Dejo… que
se aleje.
Se construyen unos
barcos ya sea de madera u otro material y se pondrán en el agua diciendo qué es
aquello que deberán dejar que se aleje o a lo que tienen que renunciar.
Para concluir, podemos decir que
si bien este libro no es un manual infalible, es una buena herramienta para
comenzar a dialogar con los niños y construir junto con ellos diferentes
significados ante la muerte y el dolor.
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